FOTOLOG, José Infante. IGLESIAS Y URDACI, ¡VAYA PAR DE CARADURAS!
Pensaba yo dedicar esta mi página de Fotolog de hoy al Congreso a la Valenciana, (variante de la búlgara, ya amortizada lo suficiente por tertulianos y comentaristas) con su pato a la naranja como menú de despedida, pero algo ha podido más que mi deseo de opinar de esa tropa que se ha reunido en Valencia para lavar sus trapos sucios y lo único que han hecho, eso sí, con una buena paella, es distribuir las manchas, y ese algo prodigioso es la alucinación que me produjo (y de la que todavía no he salido y me temo que va para años) la contemplación de parte de ese basurero, que pasa por ser un programa de televisión, llamado La Noria. La charla entre Alfredo Urdaci y sus sumisos preguntadores pasará a la historia de la infamia. Pero las partes del diálogo entre semejante sujeto (Urdaci) que no sé si estaba allí para contar unas cuantas indiscreciones sobre una periodista asturiana que estuvo a sus órdenes y llegó, por azar sin duda del destino, a convertirse en Princesa de Asturias, o para hacerse una liposucción de sus muchos desafueros cometidos durante su mandato como Director de los Servicios Informativos de Televisión Española (en la parte final del mandato del despeinado don José María Aznar). Dijeron tantas mentiras tanto él como doña María Antonia Iglesias (que había ejercido el mismo puesto en la última etapa de los mandatos de Felipe González) que tuve que echarme un jarro de agua fría por encima para darme cuenta de que lo que estaban oyendo era cierto. Pues sí señor, era cierto. Estuvo a cada cuál más cínico, a cada cual más falso y a cada cual más obsceno. Yo comprendo que habiendo estado en ese delicadísimo puesto político (que entonces lo era, y ahora también por mucho que lo nieguen don Zapatero I el cínico iluminado y la avutarda de LLorente) es necesario ser discreto y a lo mejor guardar un caritativo silencio durante algún tiempo ya que manejan información de alta sensibilidad, pero vamos, que tanto yo, José Infante (con DNI 24713075-N), como otras decenas de personas (casi todos mis colegas de la Tertulia Descartes, que ahora cómodamente instalados como están en la prejubilación no sé si estarían dispuestos a corroborar mis afirmaciones) hemos trabajado y muy juntamente con ellos, con los dos. No dijeron ni una sola verdad. Mintieron, manipularon, ocultaron, tergiversaron, obstruyeron la información, la malformaron, la reconvirtieron, le dieron la vuelta, la ocultaron, etc, etc, etc. Todavía de recordarlo me entran fríos sudores de estupefacción. ¡qué valor!, ¡qué poca vergüenza! Y qué miseria haber pertenecido a esa profesión que miente y lo dice con tanto desparpajo, supongo que por un montón de euros. Ya me da muchas veces vergüenza ajena ver juntos a depende qué personajes políticos y periodísticos de aquellas épocas comiéndose los mocos en tertulias y estudios de televisión, pero lo de anoche fue demasiado... En vez de vencejos, he visto cuervos, lagartijas, he soñado con todos los animales que anidan el Averno según el Dante. Y todos tenían la misma cara, la de Alfredo Urdaci (que me depuró de Informe Semanal) y la de María Antonia Iglesias, con la que trabajé duro y mucho y por la que sentía (hasta anoche, a pesar de la deuda económica que durante años no me ha pagado) un enorme respeto profesional, ya que nos acerca la ideología, aunque nos separen los métodos para defenderla. Lo de anoche fue demasiado. Se lo aseguro. Los cadáveres políticos y profesionales que ambos dejaron por el camino se revolverían en sus tumbas. El no menos indigno Miguel ángel Rodríguez puso ser testigo de cargo de tanta mentira y de tanta atrocidad. Jordi, Córtate un pelo, que nada justifica conseguir más y más audiencia. Y tú lo sabes, porque también tienes tus puntos flacos.
(Sólo en una cosa tenían razón, en su caída los dos fueron maltratados por quienes les daban de comer, buenos sueldos y a los que ellos servían con tanto fervor. Eso les pasa a todos los profesionales que le ponen precio a la verdad, a la objetividad y a la libertad de información. Para que aprendan a mantener su libertad e independencia)
COMENTARIO
Cuando José Infante escribe afirmando, yo me lo creo.
besos
de silvia lázaro