Banca pública, Bankia, especulación y banco malo
Posted on mayo 9, 2012 by Alberto Garzón Espinosa
Ayer pedimos la nacionalización total de Bankia. Hoy parece que el gobierno nos hará caso parcialmente, es decir, nacionalizará una parte de la entidad. ¿Quiere decir esto que tendremos por fin banca pública en España?, ¿significa que ya hemos dado por fin un paso adelante para salir de la crisis? Estas son las cuestiones que trataré de resolver en este post.SIGUE LEYENDO:
http://www.agarzon.net/?p=1834
A las 18:00 horas en la Plaza de la Merced
Fuentes:
http://indignado.org/el-15m-vuelve-el-12m/11030
http://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2012/05/09/15m-vuelve-12m/505099.html
Aportes de La Real Literatura de Protesta del Pueblo Soberano
Ahora, a los poetas y poetisas no les queda ni la posibilidad de ser obrero para ganarse el pan.
Ya son poetas PARADOS.
CAL, AGUA Y CEMENTO
La plana la usa mi poeta que ni pan gana con sus vocablos. Las palmas, repletas de callos. Los muros bien enfoscados.
Cal, agua y cemento recibe mi poeta hambriento.
Sus versos los engulle un bastardo mortero enluciendo los ladrillos que mandó a construir alguien sobrado de dinero.
Cal, agua y cemento recibe mi poeta hambriento.
La plana escribe mi poeta obrero cuando agotado regresa a casa: me la tatúa a besos.
Gracias por leer.
Silvia Lázaro Díaz
Desden
Despliega desdoblando su destino el despimpollado desplumado. Desvelado se despierta disgustado y deteriorado. Desfogando despilfarró, desflorandose se deshiela. El desheredado desobediente desmenuza el desgobierno, desgaja, desmiga, despotrica de su dilucidado despecho. Y dimite destornillándose de su desvalorizado desvivido. Desoye lo descrito: - Está usted despedido. Despedido, sí, no dimitido.
Ni me acuerdo cuando lo escribí, pero me divertí mucho.
SLD
Nuestra Democracia está malita, está sometida a esta economía que nos devora
Y los representantes políticos se
dedican a proponer medidas que hacen la cama al sector energético, la
Banca y el agua, entre otros. Promueven para nuestros hijos e hijas unas
condiciones de empleo tendente a igualarse en algunos aspectos con la
de aquellos países productores que incumplen sistematicamente los
derechos humanos, hay explotación laboral, trabajo infantil, salarios
ridículos, jornadas interminables... Lo que en términos económicos se
conoce como un panorama productor competitivo. Mientras, los españolit@s
de a pie como yo (o como tú que me estás leyendo) dedicamos enormes
esfuerzos a dar una formación y una educación en valores a nuestros
descendientes; estamos tan ocupados que hacemos caso omiso a lo malita
que está nuestra maltratada Democracia, no reaccionamos ante los
recortes sociales, los recortes de libertades, obedecemos silenciados
por las deudas que en la época de aparente bonanza nos incitaron a
contraer. La razón de la reforma de las pensiones es porque tienen la
directiva de crear un mercado de planes de pensiones privados. La razón
de subir descabelladamente el recibo de la electricidad es para
justificar la creación de nuevas centrales nucleares de producción
eléctrica y sigan ustedes razonando... Madres del mundo reaccionemos,
curemos a las Democracias, por nuestr@s hij@s. No más corrupción,
engaños, palabrería servil a este capitalismo descabellado. Por nuestros
descencientes en el futuro y por respeto a los que entregaron hasta el
alma en el pasado buscando un mundo más justo, más igualitario...
LOS RENOMBRES (MICROMUNDO CON MELENA)
Me dijiste sonriendo una nueva palabra.
Refundiste con esperanza viejos conceptos.
Ideaste coherente modelo más justo.
Soñaste con un cambio no brusco.
Hoy te releo.
Donde dijiste "digo" glosaron nombres.
En el margen queda anotado el concepto.
Europa 2020
es la estrategia de crecimiento de la UE para la próxima década.
¿Serán renombres los siguientes conceptos:
crecimiento inteligente,
crecimiento sostenible,
crecimiento integrador,
gobernanza económica? (los enlaces redirigen a una fuente sin interpretaciones, http://ec.europa.eu/europe2020/index_es.htm, lea usted y piense).
¿Será una propuesta más de Economía pseudópada?
ECONOMÍA PSEUDÓPODA (escrito en el año 2008, publicado en la revista Palabras Diversas)
La noche del último lunes del mes de septiembre del año 2008, como suelo hacer cuando mi ánimo se siente cubista, visité a un viejo amigo: un cabrero. Su “al pan, pan y al vino, vino”, su manera de esquematizar la realidad, su visión particular de la vida vista desde lo alto de una loma, y cientos de virtudes más, hacían que este hombre me diera hilo en la vida. Me atendió en el “techado”, junto a la Mari, la cabrilla que le quedaba y que aún daba leche para la casa.
- Llevabas tres años sin aparecer, niña. ¿Qué se te ofrece? -dijo sonriente.
- ¿Has escuchado la radio? -le contesté a la par que acaricié la cabra, y en la misma arrastrada de mano, le tomé la mejilla, le hice una carantoña y le besé la frente.
- ¡Cómo rebañas! No cambias.
- ¿A qué te refieres?
Se levantó despacito de su posición en cuclillas, tomó su tiempo para enderezarse, posó su mano izquierda sobre la cadera y con la derecha subió hasta la cintura el pantalón, éste estaba raído, remendado y muy limpio.
- ¿Aún te dura? Buena tela, ¿eh? -le dije mientras esperaba que iniciara su charlita.
Aún no había terminado de asentar su cuerpo. Haciéndose el sordo, continuó con su tarea de adecentarse. Sacudió el polvo de su vestimenta, se miró las manos, palpó sus callos, se fijó en el nuevo rasguño, esta vez lo tenía en el dedo pulgar, y…
- ¿Te duele? -le pregunté. Intenté verlo y añadí: ¿Quieres que te lo cure? Siguió obviándome. Metió la mano en el bolsillo, sacó un pañuelo, lo relió en el dedo y por fin habló:
- Me refiero a eso. En mi gesto de levantarme, que por mi edad lleva su tiempo, tú has iniciado cuatro conversaciones: sobre el uso de los objetos (mi pantalón), la calidad de los materiales (la tela), los accidentes laborales (la herida) y la aceptación de tu ayuda, si es solidaridad o es por pena (tu prestancia a curarme). ¿Qué he podido tardar? ¿Cuarenta segundos?- Habló y me dio una lección, porque leer sí leía este cuidador de ganado.
- ¿Eso he hecho? Estás exagerando, viejo. Me limité a ser cordial –llegué a replicarle.
- Sí, he escuchado la radio y todo el mundo ha rebañado, nos han tratado como tontainas.
Lo conseguí sin querer, conseguí enfadarlo. Enfadado se le soltaba la lengua. Era entonces cuando mi viejo amigo repartía el pan y el vino. No sé cuál fue mi pose, pero me regañó otra vez: - Niña, que se te cae la babita - recuerdo que me dijo. La Mari berreó celosa y el viejo la echó al patio. En el patio estaba el perrillo y éste ladró. El ladrido alertó a otros canes y éstos lo imitaron. El ruido molestó a los pájaros y el que pudo y supo aleteó, emprendió el vuelo o emitió sonidos. Desde el patio y ante la algarabía, alguien gritó: - Manuel, atiende a los bichos, que yo no puedo, me estoy aseando y hay poco agua. ¿Tienen agua?- preguntó un hombre al paso por la puerta de la casa. ¿Les sobra agua para asearse?- apostilló asombrado. Se lió. Mi viejo se me excusó con la mirada y salió al patio, pilló a la cabra y la ató. Mientras lo hacía le ofreció al hombre la posibilidad de asearse: - Si quiere, pase a casa y cuando termine mi hija, entre al baño y se lava. Cuide el agua que hay poca; la que queda es la que se recogió de los tejados en las últimas lluvias y el aljibe está que casi se le ve el culo. María, María (como la cabra) – llamó a su hija para decirle: Atiende a este hombre que ha venido la nena. Vale – contestó la hija. Más tranquilo, se asomó al techado donde le esperaba y me invitó a sentarme en el patio. Prendió la luz y comenzó su charlita.
- Economía “pseudópoda”.
- ¿Qué?
- Economía con falsos pies. Es fea la palabreja, pues más fea es esta forma de organizarse el mundo. Parece que se mueve el dinero, que hay riqueza. pero, ¿qué riqueza es ésta? La culpa, los pies falsos. La maldita economía pseudópoda.
- ¿Hay solución? ¿Crees que la hay? -le interrogué, porque estaba segura de que tenía sus respuestas. Así era.
- Escucha, nena, un pseudópodo es una extensión del citoplasma de ciertas células y seres unicelulares que se mueven para devorar. Hay que eliminar a estas células y seres, estos que mueven la falsa riqueza.
- ¡Qué bestia! -lo insulté.
- Nena, ¿matar? No. Digo que haya una juntera de todos los Estados del mundo, y que a esta juntera acudan sólo los políticos de verdad, aquellos que no están untados, que no son una extensión de las células pseudópodas y si no queda ninguno, que se reúnan teóricos demócratas que valoran principios como la igualdad, el respeto… Y que se invente una nueva organización negociada sin que medie el dinero.
- ¿Y?
- Hay que hablar y detener el crecimiento económico disparatado y el anhelo de que esto suceda.
- Eso está hecho -le dije-. Ahora decrece.
- Decrece, pero esta crisis económica se vive como un problema, pues se anhela seguir creciendo. Esto es lo que se ha de cambiar primero. El sistema ha fallado por falso. Es bueno que caiga y se vuelva a empezar de otra manera. Se han de confiscar los datos de todos los bancos del mundo. En ellos está la información de cualquier ciudadano si ha tenido cuenta corriente. Ellos saben más que la inteligencia de los estados, que los polis. Eso no puede ser.
- Pues vaya -aplaudí.
- En paralelo, hay que compensar atendiendo las diferencias en cuanto a calidad de vida: hay que dar más a quien no tiene, porque lo necesita.
- Difícil, ¿no? – le desafié.
- También hay que hacer desaparecer toda la industria relacionada con el mundo bélico, destruir su producción, destruirlo todo.
- ¿Y los malos? -pregunté.
- Moderarlos a puñetazos.
- Viejo, me cuentas cuentos -lo traté de idiota.
- Sigo. Mientras tanto, mucha educación: que en vez de comportarnos como consumidores, volvamos a ser ciudadanos. Mientras tanto, seguir trabajando la tierra, a los animales, las cuestiones de salud, etcétera, etcétera, que siga funcionando las tareas de la vida que nos mantienen: agua, comida, salud, educación. Nuestro organismo vive porque sus vísceras vitales funcionan. En la transición que funcione los intercambios, los trueques, y que haya monedas de cambio honorables, dignas, compensadas, que se usen a nivel vecinal, que faciliten esta tarea, que no todos somos listos y así no habrá disputas.
- Dices imposibles -le dije triste.
- Sigo soñando, como afirma la poeta Lola. Nena, nos espera la guerra, que así es como hasta ahora se han resuelto las crisis, con más miserias. Y no sé dónde la harán ahora. No me vale que no me salpique. Eso duele.
SLD
¿La guerra? No más, por favor. Tuve un mal sueño, una pesadilla, y lo escribí porque me levanté llorando. Necesitaba calmarme. Se titula "El número 23 de la calle Trueque". Léase en
Disfruta la lectura. Tienen cositas muy interesantes. Lo adjunto aquí con destino QUE NO SUCEDA.
EL NÚMERO 23 DE LA CALLE TRUEQUE
23:00 H
LUGAR: LA PLAZA
Un grupo de personas, entre ellos niños, jóvenes y viejos, se han citado en la plaza para sumarse a una huída que aún no se sabe de qué ni se conoce a dónde. Los habitantes del lugar asustados por los sonidos de guerra y sorprendidos por el anuncio de la invasión inminente del ejército más poderoso del mundo, no dan crédito a lo que está sucediendo. Piensan que los dirigentes se han vuelto locos. Los que siempre han sido los aliados dicen ahora que son los invasores. El bulo que se difunde es que están OCUPANDO y APLASTANDO EUROPA. Llevan días incomunicados y los “medios” informantes están sucios por los ruidos o simplemente silenciados.
Días antes en el pueblo se dieron movimientos de población gregarios -designios de la religión y la raza-. Los reencuentros y los saludos de reconocimientos entre seres humanos unidos por su imagen eran frecuentes: los de igual color de la piel, complexión corporal o similares rasgos faciales se congratulaban al verse.
Años antes y por los siglos de la tradición, en este pueblo cabía cualquier persona. Sin distinción de raza, origen… Ahora no. Por ejemplo, el hijo de la blanca María, Germán, que era negro como el tizón, se despidió de su madre cuando decidió seguir la tendencia de la moda.
- Madre –le dijo- mi grupo huye a las montañas.
-¿Tu grupo?- preguntó María.
- Sí, mamá. Los negros del pueblo nos vamos. Cuentan que si no escapamos nos desmembrarán. Y el blanco que nos de abrigo sufrirá lo mismo. Eso es lo que dicen mamá. Te quiero mucho- le susurro al oído mientras le abrazaba. Se despidió.
María, la blanca polaca se quedó llorando. Cogió de la mano a su pequeña de largas coletas y también de piel transparente como ella y deambuló por las calles del pueblo. Cada lágrima resbalaba por su bella cara arañándola con los recuerdos.
A María nunca se le hubiera ocurrido aparearse con un perro o un gato o un mono. Su gen de especie, sabio y continuador de la humanidad, limpió desde los ancestros el chauvinismo dantesco que se imponía. Y mucho menos María pensó en engendrar descendientes con ratas o caballos. Su instinto vital le comunicó con humanos de ojos azules, o de piel negra, o de rasgos hindúes, o grandotes y blanquecinos, o de pelo rizado como los del Magreb, o sea, se relacionaba con personas.
Ahora su hijo la apartaba arguyendo que era diferente y que ese hecho hacía que los destinos fueran más crueles para él por ser negro. María no lo entendía y las lágrimas agridulces que brotaron la ahogaron. Se le paró el corazón y murió de pena, sin querer pertenecer al nuevo orden mundial aberrante para la especie a la que pertenecía: LA DE LOS SERES INHUMANOS.
La niña de las coletas vio a su madre muerta y recordó a su hermano. Sintió la necesidad de caminar. Su pequeño cuerpo albergaba tanta vida que la puso en un movimiento hacia el eterno perdido. La pequeña llegó a la plaza cuando la noche se hizo negra y se arrimó a una persona que tenía la cabeza vendada: herida de guerra. Valiente como su madre, ella se asió de la mano al más diferente y le sonrió.
– Quiero hacer “pipí”- le dijo. En un retrete- le aclaró.
Ambos se apartaron del gran grupo que se estaba organizando para iniciar la partida y buscaron una casa con la puerta abierta y apariencia de limpia. Llegaron hasta una mansión. La niña empujó el portón y el crujir de bisagras alertó al vigilante: un hombre grandote de rasgos árabes.
- ¿Qué queréis?- interrogó.
- Usar el cuarto de baño- contestó la persona mayor de cabeza herida.
- Hacedlo, pero daros prisa. Esta mansión va a ser bombardeada.
- ¿No nos podemos quedar aquí?- preguntó la pequeña.
- No. Es muy peligroso, niña.
Ya cuando salían, la cría insistió y el vigilante les aconsejó:
– Iros ya. La puntería de los aviones es certera y este lugar es un blanco estratégico. Dirigiros a calle Trueque 23, en el barrio de los Filósofos. Allí dan cobijo.
Más rápido que el viento y más asustados que dos conejos, la pareja se dirigió a la dirección que les iba a salvar la vida: su única oportunidad pues, los agrupados en la plaza con seguridad se habían marchado.
El número 23 de la calle Trueque era un edificio de gran altura y cuyo acceso consistía en una estrecha puerta de latón de apertura hacia el exterior. Sin luz, los dos ya inseparables amigos, dotados con ojos de felino, se introdujeron en el portal. Restos de una escalera angosta, sin barandilla, en la que en los laterales habían colocado baldosas, losas y ladrillos de forma que al menor descuido caían precipitándose por los escalones y avisaban a los supuestos refugiados, fue lo que se encontraron.
Subieron sin disimular su llegada hasta tres alturas de rellano de escalera, pues éstos carecían de puertas. En el cuarto piso dieron por fin con una entrada. La niña la abrió diligente y desapareció ante los ojos de su acompañante. Éste no escuchó sonido alguno de violencia ni de agonía, así que no se alarmó y también entró. Un quinteto de personas se le interpuso nada más rebasar el umbral, todos de piel blanca y transparente. Buscó con la mirada a su compañera y lo que vio es de difícil descripción: una nave de siete pisos de altura desde el bajo al techo en la que en sus muros se repartían terrazas aparentemente sin acceso, flotando y en un número de más de cincuenta. En ellos se veían bultos tapados, mercaderías bien ordenadas. A la niña no se la encontraba en esta oquedad.
- Debéis marcharos- le ordenó uno de los cinco que fue a su encuentro.
- ¿Y la niña?
– La niña parece polaca como nosotros.
Si ella quiere puede quedarse.
- Me quedaré si él se queda conmigo- gritó la pequeña desde no se sabía dónde.
– No soy un piel blanquecina como vosotros, pero sí sé que debo quedarme- contestó el amigo con el arrojo del que se le escapa la oportunidad de vivir.
– ¿Por qué?
– Porque puedo haceros reír.
En ese momento las mercaderías de las terrazas se convirtieron en personas que aclamaban al recién llegado. Un baile de cuerpos hartos de llorar y sentir miedo solicitaban alegría: la fuerza mágica que vence a la acritud de lo injusto. Los invasores erraron: las bombas no destruyeron la mansión sino el número 23 de la calle Trueque que saltó antes de alegría y después por los aires.
Termino con dos poemas del 2007
HIPERCORTO: MUNDO
Obligados a callar aunque participemos:
Simulamos sonrisas,
sumamos deudas
y ganamos el respeto del que vota silenciado.
DE OTRO LADO
Las montañas tienen calles
y la culpa la tienen los burros.
Ellos hicieron primero las veredas,
veredas que se transformaron en caminos,
caminos que dieron nombres a calles,
calles que surcan los montes:
montes urbanizados y señoriales.
Y la culpa la tienen los burros con cara de dólar.
Publicado en marzo de 2007 por CiÑe (Círculo independiente Ñ de escritores) y Mandala & LápizCero ediciones en la Campaña pictórico-literaria Dignidad, conciencia.
2006, 2007, 2008, 2009, 2010, 2011, 2012... Se veía venir y los delincuentes económicos están en las calles, mientras, los muertos de hambre que delinquen van a las cárceles. ¿Cómo explico esto a mis hijos? Imposible. No soy capaz.
besillos
silvia lázaro díaz